"NO TENGO TIEMPO"
Sabes hijo mío hoy no tuve tiempo para jugar contigo; encontré tiempo para todo, menos para verte crecer.
Nunca jugué a la pelota, al ajedrez o a las cartas contigo.
Siento que me rodeas, pero sabes... soy un hombre muy importante y NO TENGO TIEMPO.
Un día viniste hasta mí con el cuaderno de la escuela. Ni te miré... seguí leyendo el diario.
Nunca vi tu boletín, tampoco sé quién es tu maestra y ni siquiera recuerdo cual fue tu primera palabra.
Tú me entiendes hijo, ¡NO TENGO TIEMPO!.
Pero ¡Qué barbaridad! Cómo has crecido, ya superaste mi cintura, estás alto; no me había dado cuenta hasta ahora.
Hijo, NO TENGO TIEMPO, y cuando lo tengo, prefiero usarlo afuera, porque si lo uso aquí, me pierdo enmudecido frente al televisor, porque la televisión es importante y me informa mucho.
Sabes hijo mío, la última vez que tuve tiempo para ti fue en una cama, cuando te hicimos.
Yo sé que te quejas porque sientes la falta de una palabra... una pregunta... un jugueteo..., o tal vez de un puntapié en tu pelota; pero NO TENGO TIEMPO.
Soy un hombre importante y tengo que atender muchas cosas.
En realidad, soy un hombre SIN TIEMPO.
Sé que te quejas, porque las pocas veces que hablamos es monólogo, sólo yo hablo y el noventa y nueve por ciento es discusión.
¡QUIERO SILENCIO! ¡QUIERO TRANQUILIDAD...!
Y vos, tenéis la maldita costumbre de venir corriendo encima mío.
Hijo perdóname, NO TENGO TIEMPO para abrazarte, NO TENGO TIEMPO...
Pero lo peor de todo es que, si murieras ahora, ya, en este mismo instante; me quedaría con un peso en la conciencia, porque hasta hoy nunca encontré tiempo para estar contigo, y en la otra vida, seguramente Dios, no tendrá tiempo de al menos, dejarme verte.
Sabes hijo mío hoy no tuve tiempo para jugar contigo; encontré tiempo para todo, menos para verte crecer.
Nunca jugué a la pelota, al ajedrez o a las cartas contigo.
Siento que me rodeas, pero sabes... soy un hombre muy importante y NO TENGO TIEMPO.
Un día viniste hasta mí con el cuaderno de la escuela. Ni te miré... seguí leyendo el diario.
Nunca vi tu boletín, tampoco sé quién es tu maestra y ni siquiera recuerdo cual fue tu primera palabra.
Tú me entiendes hijo, ¡NO TENGO TIEMPO!.
Pero ¡Qué barbaridad! Cómo has crecido, ya superaste mi cintura, estás alto; no me había dado cuenta hasta ahora.
Hijo, NO TENGO TIEMPO, y cuando lo tengo, prefiero usarlo afuera, porque si lo uso aquí, me pierdo enmudecido frente al televisor, porque la televisión es importante y me informa mucho.
Sabes hijo mío, la última vez que tuve tiempo para ti fue en una cama, cuando te hicimos.
Yo sé que te quejas porque sientes la falta de una palabra... una pregunta... un jugueteo..., o tal vez de un puntapié en tu pelota; pero NO TENGO TIEMPO.
Soy un hombre importante y tengo que atender muchas cosas.
En realidad, soy un hombre SIN TIEMPO.
Sé que te quejas, porque las pocas veces que hablamos es monólogo, sólo yo hablo y el noventa y nueve por ciento es discusión.
¡QUIERO SILENCIO! ¡QUIERO TRANQUILIDAD...!
Y vos, tenéis la maldita costumbre de venir corriendo encima mío.
Hijo perdóname, NO TENGO TIEMPO para abrazarte, NO TENGO TIEMPO...
Pero lo peor de todo es que, si murieras ahora, ya, en este mismo instante; me quedaría con un peso en la conciencia, porque hasta hoy nunca encontré tiempo para estar contigo, y en la otra vida, seguramente Dios, no tendrá tiempo de al menos, dejarme verte.
Dedico esta lectura a los padres y madres que aún están a TIEMPO, de compartir con sus hijo(as); quiero recordarles que este es el momento para demostrarles que los amas incondicionalmente, que son importantes en nuestras vidas, a pesar de que no sean los mejores estudiantes, ni los número uno en el deporte, seguimos estando orgullosos de ellos. Que pueden contar con nosotros, cuando necesiten ser escuchados, que confiamos en ellos, razón por la cual les daremos gradualmente responsabilidades, para ayudarlos a crecer. Porque les demostraremos con nuestro ejemplo, que los hijos son el mejor regalo en nuestras vidas…Y tendremos presente las palabras de la Madre Teresa de Calcuta:
“La pobreza de no ser reconocido, amado y protegido es la mayor pobreza”.
Twitter: @MaryContreras09
"No deis sólo lo superfluo, dad vuestro corazón".
Madre Teresa de Calcuta
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