Valor: Generosidad
Cierto día, un sabio visitó el infierno. Allí, vio a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba llena de alimentos, cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: Tenían que comer con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente. Leyenda china.
Impresionado, el sabio salió del infierno y subió al cielo. Con gran asombro, vio que también allí había una mesa llena de comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente. Leyenda china.
Con esta historia podemos apreciar, el daño que se causa cuando la atención gira entorno al “Yo”; el egocentrismo lleva a la infelicidad, se les hace daño a las demás personas que atropellamos, y a uno mismo, porque a la larga, la persona queda sola. Servir con desprendimiento, sin esperar nada a cambio, es ser GENEROSO; dar y darse, es un valor que se ha ido perdiendo. Es más fácil y cómodo, trabajar solamente si recibimos una compensación, cuando nos solicitan apoyo a honores, generalmente estamos muy ocupados para darnos. En una sociedad que exalta como valores supremos: la riqueza material, la comodidad, el éxito personal, cuando los intereses personales están por encima de los intereses familiares, grupales y sociales; donde ser amable, cortes y servicial, se considera pasado de moda… Aun sabiendo que es más “bienaventurado dar, que recibir”, debemos enseñar con el ejemplo la Generosidad en nuestros hijos, que puedan descubrir la necesidad en el otro, ya que el mejor ejemplo de Generosidad son los propios padres y madres, todas las atenciones, cuidados, educación que brindan los progenitores, procurando el bienestar de sus descendencia. Que pasaría con las Familias si no existiera una madre que cuida, arregla, cocina y hasta sale a trabajar para darle sustento a sus hijos; y un padre que tiene dos empleos para poder mantener a su familia, este es el mayor acto de entrega que pueda existir. Por ende la única forma de que un niño(a) tenga un corazón generoso, es cultivándolo desde pequeño, y esos actos de consideración, apoyo y servicio comienza primero con su familia, luego en la escuela, y posteriormente lo ejercerá en la sociedad.
"De todas las variedades de la virtud la generosidad es la más estimada.”
Artículo Publicado el 30 de Agosto de 2012
Por el Diario los Andes de Mérida-Venezuela
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